Consejos y lecturas para trabajar la tolerancia a la frustración

La frustración es una de tantas piedras que encontramos en el camino de la vida antes o después. Por eso es importante preparar a nuestros niños y niñas para tratar con ella y de este modo evitar emociones y comportamientos indeseados.

Qué es la frustración y cómo afecta

La frustración aparece cuando queremos algo y no lo conseguimos, ya sea comer, un juguete, atención o afecto. Los bebés tienen necesidades básicas de supervivencia, pero, según crecen, las demandas de los niños se vuelven más complejas. Así, cuando sus deseos no se cumplen, suelen reaccionar de forma exagerada con enfado o ansiedad, lo que se conoce comúnmente como rabieta. El problema está en que si estas emociones negativas persisten en el tiempo, según crezca no sabrá lidiar con ellas y los comportamientos serán cada vez más extremos (ataques de ira, incomunicación, depresión, adicciones…). Debemos tener claro que el problema no está en las situaciones que provocan la frustración, las cuales van a existir siempre, sino en la forma en que el niño las maneja y es capaz de sobreponerse al malestar emocional que producen.

Se conoce como baja tolerancia a la frustración a la falta de control de las emociones cuando una expectativa no se cumple. Podemos reconocerla por los siguientes rasgos:

  • Son niños exigentes, impulsivos e impacientes.
  • Necesitan satisfacer sus necesidades de forma inmediata y se irritan mucho si algo o alguien se lo impide.
  • Tienen problemas para expresar y manejar sus emociones.
  • Son inconstantes y pierden el interés con facilidad.
  • No saben afrontar los problemas y tienden a huir.
  • No aceptan bien los cambios y tardan en adaptarse.
  • Tienen baja autoestima.
  • Se vuelven agresivos verbal y físicamente.
  • Sienten ansiedad, fatiga e incluso pueden aparecer síntomas psicosomáticos.

Qué hacer para desarrollar alta tolerancia a la frustración

Es primordial enseñar a nuestros pequeños a tolerar la frustración cuanto antes en su desarrollo. Puede que, en un principio, nos haga sentir mal no cumplir con sus expectativas y verlos pasar un mal rato al negarles algo, pero es necesario para fortalecer su carácter. Peor lo pasarán más adelante cuando no sepan gestionar sus estados de ánimo o solucionar un problema de relevancia.

De madres y padres depende la educación en la alta tolerancia a la frustración, veamos cómo:

  • Procura no sobreproteger al niño.
  • No cumplas sus deseos inmediatamente ni cedas ante las rabietas.
  • Explícale la diferencia entre «necesidad» y «deseo», que no siempre se consigue lo que uno quiere, ni siempre se gana.
  • Pon límites, no confundas permisividad con amor. A veces es necesario decir «No».
  • Muestra firmeza. De nada sirve negar algo si, al cabo de un rato, lo va a conseguir de otra manera.
  • Crea un ambiente de confianza en el que pueda hablar de cómo se siente.
  • Ayúdale a identificar la frustración con ejemplos y háblale del autocontrol.
  • Explícale que esas emociones son habituales, que no pasa nada por sentirse así de vez en cuando, y que debe aprender a manejarlas por sí mismo.
  • Cuéntale que la vida está llena de altibajos de los que aprenderá y le ayudarán a crecer como persona.
  • Edúcale en el esfuerzo y la constancia para obtener sus logros.
  • Refuerza su autoestima cada vez que consiga superarse a sí mismo.
  • Comparte juntos la lectura de cuentos y libros que tratan temas relacionados con la frustración y las emociones derivadas. Se verá reflejado en ellos y aprenderá a manejar las situaciones.

Os dejamos nuestras lecturas recomendadas.

De 3 a 5 años

Primeros lectores